Sin rayar en lo antisocial, siempre he sabido que soy una persona que no goza de tener una enorme cantidad de amigos. Ni soy popular ni el alma de las fiestas. Con toda la hueva que les genere a algunas personas yo gusto de una plática tranquila, de un buen café. No soy de esas personas que te harán reír por horas por chistoso, de hecho soy de esas personas que si no tienen algo bueno que decir mejor no dicen nada (O al menos así yo me percibo, y varios dicen que soy bastante callado), me es muy difícil hablar sobre “cualquier cosa”. He recibido comentarios “como que no queriendo la cosa” de amistades que afirman que yo ya les se todos sus secretos y anécdotas y fuera de algunos detalles ellos no saben mucho de mí y que nunca les cuento nada. Muy en el fondo y siendo honesto conmigo mismo lo mío es escuchar y observar, es curioso lo abiertas que pueden llegar a ser las personas si uno no habla de si mismo. No creo ser un amargado, simplemente no soy un escandaloso ni me gusta ser el centro de atención. No tengo novia y tengo pocos amigos aunque los pocos que tengo en verdad los valoro.
En realidad no me molesta voltear y darme cuenta de que no tengo a nadie a mi lado, no le temo a la soledad. Evidentemente como (espero) a cualquier otro de repente si me da esa opresión en el pecho y ese decir “Chale, no hay quien me apapache”. Esto es muy raro en realidad. De hecho casi nunca me preocupa, salvo esas contadas ocasiones que nunca faltan. Ejemplo:
El sábado va a ser el cumpleaños de una compañera de la oficina y nos invitó a una comida en su casa. Hasta ahí todo bien, yo pensando en rica comida y plática agradable.
Y hoy, platicando con una amiga de la oficina:
Silvia: Oye ¿A quién vas a llevar a la fiesta de Lore?
Jorge: MMhhh… pues a nadie. (Cara de Nopal, jajaja, no pude evitarlo) ¿A poco hay que llevar a alguien? (Obviooooooooooooo)
Silvia: Pues no
En ese momento paso checklist de los invitados… todos tienen pareja (novio o novia), excepto Silvia y yo, así que la pregunta era obligatoria
Jorge: ¿Tú vas a llevar a alguien?
Silvia: Ah si, ¿Te acuerdas de Hugo? Pues resulta que blah blah blah…
¿Resultado? Ya no quiero ir. Pues evidentemente en esas fiestas donde todos tienen pareja yo no encajo a no ser que le diga a alguna amiga que me acompañe y como mi maldito cerebro no recordó que TODAS las reuniones de la oficina son de ese estilo pues ya valió. Las pocas amigas que tengo, evidentemente ya tienen ocupado su sábado y no está chido llevar a un compa, no es como si la reunioncita sea para echar desmadre. Tengo 2 opciones, voy y estoy de jetón toda la reunión por allá sentado en un rincón ó no voy y me tendré que refinar una semana completa de reclamos por no haber asistido bajo el argumento “Tú ya habías quedado, te avisaron desde hace un buen.”
Me lleva la chifusca, es en estas situaciones donde digo “A mí precisamente me tenía que tocar ser yo”
Saludos!!
Por recomendación de Yair empecé a ver Dr. House, fue algo fácil, le prestaron los discos y luego fascinado (y con permiso del dueño) me los prestó a mí. Una serie gringa que narra la vida de un doctor que resuelve casos al más puro estilo de Sherlock Holmes. El personaje es único en su clase, de esos individuos enojados y frustrados que no tienen pelos en la lengua para decirte tus verdades. Analítico en extremo, puede ver a través de las fachadas de las personas y verlas como en realidad son… cuando en realidad se interesa en conocer a alguien, ya que tiene un absoluto desinterés en conocer a las personas (hasta sus pacientes) salvo que sea absolutamente necesario y es que en realidad lo considera innecesario por que de todos modos las personas tienden a ocultar lo importante.
Esa manera de ver las cosas queda resumida en su siguiente afirmación: “Todos mienten, la pregunta es: ¿Sobre qué?”
La primera vez que escuché la afirmación del buen doctor se me hizo una de esas frases imaginativas que utilizan los escritores para darle fuerza al personaje y no le dí mayor importancia.
Tiempo después, en la feria de remate de libros que se llevó a cabo en el auditorio nacional vi pasar a un individuo con un libro en sus manos “Todos mienten: la filosofía de Dr. House” cosa que en realidad me llamó la atención. Alguien había dedicado un libro entero a ahondar en esa filosofía. Fue cuando le empecé a dedicar algo de tiempo a esa manera de ver a la gente.
Las ideas empezaron a brotar solitas:
• Cuando vas a mentir, tomas la decisión conciente de que vas a mentir.
• Existen mentiras grandes y mentiras chicas.
• Las mentiras blancas o piadosas no dejan de ser mentiras.
• Para mantener una mentira necesitas más mentiras.
• Si le cachas a alguien una mentira es probable que nunca vuelvas a confiar en esa persona.
• No se que es peor, una verdad a medias o una mentira (Aunque creo que la respuesta es: depende)
• Prefiero que me digan la verdad por muy dolorosa que esta sea a que me anden queriendo proteger con mentiras.
• Y la más importante: No lo tengo por seguro, pero si creo que todo el mundo miente por una cosa o por otra.
Al final, y cuando se trata de nuestros seres queridos, a veces no queda más que arriesgarnos a que esa confianza se vea traicionada. No existe una manera de estar 100% seguro de que nunca nos van a mentir, ni siquiera de que no nos hayan mentido ya. Se deberá decidir con criterio personal a quien otorgar la confianza y esperar lo mejor, las alternativas, no confiar en nadie ó confiar en todos a mi gusto no funcionan.
Después de todo, hasta el Dr. House tiene un (y solo uno) amigo en el cual confía.
Una idea demasiado vaga y difusa como para profundizar demasiado en ella:
A veces la vida da demasiadas vueltas. No es que pretenda decir que tengo resuelto el enigma de la vida, al contrario ya estoy más que acostumbrado a no tener mucha idea del por qué de las cosas. Pero una cosa es ya estar familiarizado con ese sentimiento y más o menos sobrellevar mi existencia y otra muuuuy diferente tener esa impresión de que estás en medio de un remolino y no tienes ni puta idea de para donde hacerte.
Odio ese sentimiento, si de por sí el ser humano es vulnerable a todo en esta vida... luego llegan a arrebatar la poca estabilidad que uno tiene.
El archivero
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